Andrea Pérez es la arquitecta detrás de Yka Studio, una de las oficinas de interiorismo que se está abriendo rápidamente paso en la escena nacional gracias a un estilo marcado por el cuidado uso de la colorimetría, el arte, la biofilia y otra serie de elementos ligados a la sustentabilidad y la conexión con la naturaleza.
Diseños osados y repletos de referencias a lo orgánico definen a esta interiorista que realizó su formación fundamental en Italia, donde conoció conceptos que la enamoraron de forma permanente.
Pero antes de entrar de lleno en ese viaje que le cambió la percepción de lo que consideramos como diseño de interiores, repasamos un poco de su historia.
Andrea es arquitecta, formada en la Universidad Católica de Chile y con un magister en Arquitectura Sustentable y Energía en la misma casa de estudios superiores. Su conocimiento se amplió posteriormente al haber realizado un magister en diseño interior en el prestigioso Instituto Marangoni, en Milán, Italia y con diversas especializaciones en el campo del diseño biofílico. Como si fuera poco su visión se complementa con una también destacada carrera como artista visual.
Pero, aunque se podría pensar que todo este cúmulo de conocimientos es algo que la ha impulsado prácticamente desde la cuna, la realidad de Andrea dista bastante de aquello.
“En mi colegio podíamos elegir entre música y arte, y aunque no lo crean, yo tomé música, porque era algo que me encantaba. La conexión con lo plástico, con la estética, fue algo que pasó con el tiempo”, dice.
“Comencé pintando las paredes de mi casa, como haciendo murales, pero nunca lo vi como una profesión o algo a lo que me quería dedicar, era más bien una forma de expresarme”, agrega la profesional.
BELLA CIAO
Sin realmente tener claridad cuál era la carrera que quería seguir tras finalizar los estudios escolares, finalmente decidió por arquitectura por el simple hecho de que le comentaron que le permitiría viajar y trabajar con su computador desde cualquier parte y eso sí era interesante.
“Si soy muy honesta, la arquitectura no fue algo por lo que me nació una pasión espontánea, luché toda la carrera, incluso en algún momento me quería salir y ahí comencé a pintar y dije ‘me voy a dedicar a ser artista’ y me metí mucho en el mundo del arte visual y ahí me fui a vivir por primera vez a Italia, a Turín. Fue allá me di cuenta que allá la arquitectura y el arte iban muy de la mano, acá en Chile no se sentía esa conexión”, relata Andrea.
En Italia, se valora mucho diseño de interior, porque, en general, las fachadas son patrimoniales y no pueden ser intervenidas, por lo tanto, el arte y la arquitectura interior se toman el rol protagónico.
“Habiendo estudiado en la Universidad Católica, que igual es una universidad con un enfoque importante en el arte, nunca sentí ni viví esa conexión con la arquitectura. Vivir eso de verdad cambió mi vida, fue súper inspirador, y recién ahí me enamoré de la carrera, en cuarto año de la universidad. Ese intercambio, durante casi un año, donde pude profundizar en la historia de la arquitectura y el arte en la península fue el inicio de un nuevo camino personal”, recuerda con emoción.
Tras regresar y finalizar su carrera, decidió especializarse en Arquitectura Sustentable y luego de trabajar en algunos reconocidos estudios de Arquitectura surgió la posibilidad de nuevamente ir al viejo continente.
“Trabajé en Winteri, en el área de diseño interior, y ahí conocí el Instituto Marangoni, que es la escuela máxima de diseño, había pocos cupos a nivel mundial, es súper difícil quedar. Yo postulé, sin mayores expectativas, porque de verdad parecía imposible, pero me llegó la carta de aceptación. Me fui a Italia otra vez, feliz”.
Su rendimiento académico fue sobre saliente, su proyecto final fue expuesto en la semana del diseño de Milán, en el stand de la famosa marca de diseño de mobiliario Cappellini y pudo también desarrollar diseños de showrooms para otras marcas reconocidas como Alessi o profundizar en el campo de Metaverso creando nuevos espacios digitales. Su desempeño la llevó, además, incluso antes de finalizar sus estudios. a conseguir empleo en la oficina en Milán de la marca americana de diseño Hermman Miller, donde se desempeñó como coordinadora de relaciones entre artistas y arquitectos. Según cuenta ‘su trabajo soñado’.
A pesar de eso, el choque cultural, las exigencias de la elite del mundo de la moda y el diseño y, fundamentalmente, la lejanía con sus seres queridos y su patria, la impulsaron a volver, no sin antes haber fundado Yka Studio, desde Milán.
“Con todo lo que quería volver, igual fue duro, porque muchos me decían que no renunciara al trabajo, que nunca iba a poder encontrar algo así en Chile, pero al poco andar me di cuenta que esa es una suposición errónea, existe mucho talento en Chile, hay oficinas de arquitectura que están ranqueando, que están haciendo cosas distintas, muchos artistas reconocidos, está pasando mucho en nuestro país y hasta los clientes están buscando cosas diferentes. Entonces fue más difícil por lo que decían y tal vez porque el arte aún no es tan valorado como quisiéramos y hay que ser súper busquilla para encontrar la inspiración o descubrir dónde hay una exposición o que nueva muestra hay en los pocos museos que existen”, explica la artista.
MEJOR CALIDAD DE VIDA
A pesar de estas dificultades iniciales lo cierto es que Andrea y su equipo han estado desarrollando proyectos de interiorismo y arquitectura de manera constante durante el año que ha estado de vuelta en Chile ¿la clave? marcar la diferencia.
“Somos un estudio de gente joven, lo que siempre quise es tener un equipo interdisciplinario, no me gusta trabajar sólo con arquitectos o sólo con artistas, yo tengo artistas, arquitectos, diseñadores gráficos, diseñadores de iluminación, me gusta la retroalimentación que eso permite. Por otra parte, nuestro sello es el diseño biofílico”, comenta la arquitecto.
Sobre esta ‘tendencia’ comenta, ‘la biofilia es la capacidad innata que tiene el ser humano de amar a la naturaleza, es reciente, antropológicamente hablando, el vivir en espacios densamente construidos, durante gran parte de nuestra evolución como especie estuvimos en la naturaleza, y por lo mismo el contacto con lo natural genera sensaciones de bienestar cognitivo, piscológico y físico. En un mundo actual, en la época de las enfermedades mentales, siento que es muy importante volver a lo básico, reconectarnos con la naturaleza. Creemos que mediante el diseño se puede mejorar la calidad de vida de las personas y crear experiencias en los usuarios que nos abstraigan de la realidad sobre estimulada que vivimos diariamente”.
El destacado arquitecto y docente italiano Emanuele Naboni, uno de los líderes mundiales en el campo de la arquitectura y el diseño para el cambio climático, fue quien abrió las puertas hacia el mundo de la biofilia para Andrea, que luego sumó sus conocimientos en el área de la sustentabilidad para crear diseños basados en patrones biofílicos de manera sustentable.
Son 14 los patrones biofílicos que se utilizan en el diseño, siendo los fundamentales, quizás, el contacto visual con lo natural, la conexión física que tiene que ver con la incorporación de plantas u otros seres vivos, la iluminación que juegue de manera de evocar sensaciones naturales y de acuerdo al ritmo circadiano o el uso de materiales orgánicos, como la madera o la piedra.
“Son detalles que a nivel neurológico calman mucho la mente y que a la vez no son tan costosos pero que definitivamente mejoran tu calidad de vida”, asegura Andrea.
A nivel de estética el estilo de Yka Studio se puede definir como biofílico/ lúdico, donde la experiencia se ve marcada por el uso del color y la presencia de contrastes y texturas, siempre en el marco de la conexión con la naturaleza.
“Hacemos una arquitectura consciente con los entornos, con los espacios y con lo que quieren los clientes, yo tengo una filosofía muy marcada en cuanto al arte. por ejemplo, pero puede que el mandante tenga una percepción completamente diferente, entonces hay que saber interpretar lo que cada cliente está buscando y lo que será mejor para su calidad de vida, hay que entender las dinámicas de cada familia o de cada corporación en el caso de las oficinas”, agrega.
COLORES QUE DAN VIDA
Lo dijo alguna vez el gran pintor y teórico del arte ruso Vasili Kandinsky, ‘cada color te impacta en el alma’. Esa parte de la teoría del color que apunta a como cada uno de ellos tiene un efecto subconsciente en tu emocionalidad y espiritualidad, es también algo con lo que Andrea juega constantemente en sus diseños para Yka Studio (también en sus obras como artista visual),
“Los colores que uno utiliza guían a las personas a vivir ciertas experiencias, y eso es lo que nosotros buscamos, dentro de una paleta generar quiebres de color, restaurar muebles con color para hacerlos exclusivos, incorporar arte. La arquitectura es algo de gran escala, el arte es algo de pequeña escala, en general, un cuadro, una pieza, pero el diseño de interior, siento, que es el punto medio entre los dos, por eso siente que cuando uno logra mezclar la arquitectura con el arte, se pueden crear espacios complementarios a la idea creativa inicial”, expresa con pasión la arquitecta.
Su veta como artista visual por otro lado está marcada por el caos.
“Siento que estoy siempre en aprendizaje, pero me considero, creativa, original, nunca copio nada, y por sobre todo creo que soy caótica. Mi taller siempre está lleno de pintura por todos lados, toda mi ropa tiene pintura y siento que eso también se vive en mis pinturas.
CURIOSIDAD, VIAJES, METAS
Yka Studio ya ha desarrollado múltiples proyectos en el área residencial, pero actualmente están enfocados en crecer en el área comercial para explotar la creatividad de su equipo multidisciplinario.
“Nosotros nos queremos enfocar mucho en todo lo que sea retail y oficinas, hacemos residencial pero hay mucho más espacio para jugar con la creatividad en tiendas, restaurantes, cafeterías y estamos analizando opciones para introducirnos en la industria hotelera, porque ahí uno puede generar muchísimas experiencias en la gente y si lo haces a través de un diseño consciente con la biofilia y la sustentabilidad se pueden crear proyectos que afecten positivamente al entorno”, comenta la arquitecto.
Esa creatividad, por otra parte, debe ser nutrida, por lo que los viajes y otros elementos son fundamentales para Andrea a la hora de expandir sus conocimientos y maneras de enfrentar desafíos de diseño.
“En Chile tenemos mucho diseño y arte, tenemos mucho potencial, pero creo que es importante salir de la zona de confort. Yo viajo a Milán constantemente, pero también a otros países que te permiten abrir la mente, conocer nuevas experiencias y salir del territorio de la comodidad. Se abren los horizontes, puedes interpretar las cosas de otra manera. Así como el lenguaje nos hace sentir y pensar distinto, el cambio de ubicación también lo hace, hay localidades que, por ejemplo, ven muy poco el sol y su interpretación de hogar o la calidez es muy distinta a la nuestra. Pero viajar no es la única forma, hoy hay mucho material audiovisual, muchos libros, muchos documentales y películas de artistas, no es necesario tomar un avión para viajar, Entonces, más que el viaje en sí, la curiosidad es la clave”.
La curiosidad y pasión por el aprendizaje se la traspasa también a su equipo para quienes tiene, por ejemplo, un catálogo seleccionado de libros, películas y artículos para inspirarlos.
“Es importante estar en constante aprendizaje, anticiparse a los cambios, ser parte activa del futuro en el Diseño y la Arquitectura. A veces cuando vemos que las cosas resultan y no cambiamos la manera en la que se diseña o trabaja, realmente estamos teniendo un rol pasivo en el diseño. Sé que el cambio requiere más trabajo, aprendizaje y voluntad pero en un mundo en el que todo cambia constantemente hay que estar a la altura, por lo que lo que las personas necesitan y cómo utilizan los espacios también cambia. No veo la evolución como algo negativo, de hecho, hoy en día, muchas personas hablan de una manera negativa de la Inteligencia Artificial pero yo creo que es una excelente herramienta, que nos permite experimentar muchisimo más que el lápiz y papel, sin ser excluyente. De hecho, hoy en día con lentes de realidad virtual puedes caminar tus futuros espacios antes de construirlos. Pero este temor al cambio siempre ha existido y fue lo mismo con los programas BIM para los arquitectos”.
“Algo similar pasa en el campo de la sustentabilidad, uno tiene la idea y las ganas, pero no es tan fácil, por la mentalidad y por el tema de costos, sigue siendo un camino en el que queda mucho por descubrir, pero incentivo a la gente a ser curiosa, disfrutar una buena película, a disfrutar los placeres de la vida y más importante aún a desarrollar una sensibilidad diferente y preguntarse el por qué. Darse cuenta de que no hay nada por sentado y que el arte todo lo puede cambiar. El arte, en todas sus expresiones, es lo que nos mueve y por eso hay que potenciarlo”, cierra Andrea Pérez, la arquitecta, la diseñadora, la artista, la curiosa por naturaleza.
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