Con más de 80 mil seguidores en Instagram y decenas de proyectos concretados, en apenas 6 años Antico Studio se ha consolidado como una de las principales oficinas de interiorismo en nuestro país.
Liderada por la arquitecta Ana Antico, hoy dan un nuevo impulso a sus diseños de la mano de la creciente rama de la neuro arquitectura que ha abierto los horizontes de esta profesional nacida en Argentina pero que ya lleva casi 20 años dejando su huella en Chile.
Corría 2001 y la Argentina entraba en una etapa de convulsión social, política y económica que marcaría para siempre a sus ciudadanos. La restricción de retiro de efectivo denominada Corralito sembró el pánico en tierras trasandinas y hasta hoy su fantasma suele hacerse presente.
Ante el oscuro panorama fueron varios los que con lo poco que tenían decidieron migrar buscando mejores oportunidades económicas y laborales. Una de ellas fue Ana Antico, en ese momento de 23 años y cursando el último año de la carrera de Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires, su querido puerto y ciudad natal.

A 19 años de ese viaje cruzando la cordillera en auto absolutamente sola y con dudas, pero sin miedo, Ana se ha transformado en un verdadero referente de la arquitectura interior en nuestro país, haciendo de su estudio uno de los más reconocidos en un muy corto tiempo. Su pasión, compromiso, visión y constante progreso la han llevado a ese estatus.
Pero la historia de esta arquitecta títulada de la UBA y con convalidación por la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, parte junto al Río de la Plata y al alero de su familia.
“Nací en Buenos Aires hace casi 42 años y me vine a Chile cuando tenía 23 años. De chica me gustaba todo lo que era arte. Estuve en conservatorio de piano desde los 6 hasta los 16 años, soy profesora de piano y también hice bellas artes porque me encanta pintar cuadros, en esa época sobre todo. De hecho yo quería estudiar bellas artes pero mi familia, muy tradicional, me dijo ‘no hija, te vas a morir de hambre’, así que terminé estudiando arquitectura, que era lo que combinaba lo artístico con lo exacto y también me iba bien en matemáticas y esas cosas”, cuenta Anita sobre sus primeros vínculos con su profesión.
“Por otra parte, siempre me gustó la decoración y el diseño, cuando chica mi casa estaba llena de esas revistas, mi mamá era paisajista también, de ahí la influencia. Otra cosa rara en mí es que cuando íbamos a un restaurant tenía la necesidad de ir a ver los baños, cómo era la estética y la decoración, por más que no quisiera ir al baño, me metía en los lugares a ver”, agrega entre risas.
Así pasaron los años y luego de sacar su título en Buenos Aires, un poco a distancia, se dedicó a convalidar sus estudios en nuestro país, un proceso complejo y que llevó más de un año y medio. En ese tiempo además estaba trabajando como ITO (Inspección técnica de obra).

“Estuve varios años trabajando en las inspecciones, haciendo trámites municipales y toda esa parte un poco ‘latera’ y sentía que me faltaba el lado artístico. Después de unos años, cuando estaba a punto de tener a mi primer hijo, ingresé de nuevo a la Universidad de Chile para cursar un post título en Arquitectura interior. Mientras amamantaba repasaba las materias, tenía que entrar y salir de clases, etc. fue una etapa bien intensa pero hermosa donde además me di cuenta de que el interiorismo realmente me apasionaba. Yo estaba en esa etapa en la que no tenía claridad de lo que quería hacer con mi vida profesionalmente, porque había sido mamá, son periodos de analizar para ‘dónde va la moto’ y yo quería trabajar como interiorista, pero no conseguí trabajo, así que decidí tirarme a la piscina y creé mi propio estudio, sola, como tantas otras cosas en mi vida, sin miedo”, recuerda orgullosa.
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EL SALTO
Así en 2017 nació Antico Studio, un emprendimiento que no ha hecho otra cosa que crecer.
“Antico studio nació hace casi 6 años, empecé yo sola y nadie más, pero empezaron a salir los proyectos, las obras, empecé mostrando las fotos de mi casa, después llamó un amigo, otro amigo y otro amigo más y así empiezas a documentar el proceso, las cosas y la gente se empezó a interesar y después vino a colaborar una persona, dos personas, tres personas y ahí fui formando equipo, ampliando todo esto a nivel organizacional y hoy ya somos 17 personas”, comenta.
La arquitecta atribuye este éxito y crecimiento al enfoque único que decidió darle a sus diseños en ese momento.

“Yo creo todo esto tiene que ver con la visión que tuve de dar un valor agregado a esto. Cuando uno entra al mundo del emprendimiento, yo como arquitecta, no tenía mucha idea de cosas de negocios, tuve que estudiar cosas de marketing digital, de tendencias del consumidor y así me di cuenta que en ese momento el interiorismo en Chile tenía como dos nichos, uno que era como más cool, el más top, con las últimas tendencias y eso, algo que yo llamo decorar para aparentar, que está bien, se usa mucho y hay un segmento de clientes que les gusta eso; después lo otro que había era decorar a lowcost y por retail, lo que está bien también, pero son dos públicos diferentes y sentí que lo que no había era algo intermedio, que fuera diferente, más cálido, más acogedor, y me fui por lo que es la tendencia hygge, medio instintivamente descubrí esa palabra, que engloba más que una tendencia un estilo de vida, que hace a las personas más felices y a los hogares más cálidos”, argumenta.
Este concepto que viene de los países nórdicos y es parte de su día a día. En esos años la ONU comenzó a realizar los informes sobre la felicidad, a cargo del happiness research institute para la ONU y países como Suecia, Dinamarca y Finlandia estaban en la parte alta de la lista.

“El Hygge me abrió la mente en el sentido de que encontré hermoso el generar proyectos que no sólo cumplieran con la norma o lo estético, sino que realmente lograran que la gente se sintiera mejor y tomé esa dirección. Luego en pandemia me metí en el tema del wellness en el interiorismo, pero seguía sintiendo que faltaba algo hasta que descubrí la neuro arquitectura”, relata Ana.
EN EL NOMBRE DEL BIENESTAR
A través de redes sociales conectó con el destacado arquitecto y docente Pablo Redondo, fundador del Instituto de Neuro Arquitectura y diseño (NAD) de Chile y las conversaciones la llevaron a una clara conclusión.

“Sentí que, más allá de mis vivencias o los diseños que yo hacía o la experiencia que yo podía tener como arquitecto, la neuro arquitectura iba más allá, porque tenía un sustento científico. Tras conversar mucho con Pablo tomé otro post título, ahora en la UDD, que se llamaba neuro arquitectura aplicada a los espacios interiores y ahí terminé de rallar la papa como se dice acá, todo este despertar y todo este propósito que yo tenía, que venía buscando lo terminé de descubrir. Las cosas que nosotros hacíamos hasta ese momento más que nada de forma instintiva e intuitiva tenían un por qué, la elección de los colores, las formas, el uso de la biofilia, la iluminación, los conceptos, todo tenía un por qué, y esta área nos plantea precisamente eso, el descubrir el porqué de las cosas a través de la ciencia”
APLICANDO CIENCIA
Hoy Antico Studio utiliza muchas herramientas de neuroarquitectura en su estudio y a fin de año viaja a un congreso internacional en Venecia, Italia, que está organizado por ANFA (Academy of Neuroscience for Architecture) de Estados Unidos líder y pionero en este campo de investigación.
“Hay pocos lugares donde se sepa del tema, porque es una disciplina que se trabajaba hace aproximadamente 20 años apenas. Hay un instituto en México, otro en Brasil y el de Pablo en Chile, pero hay poco, pero se está investigando cada vez más, pero todo viene de Estados Unidos. En Diciembre vamos un grupo de 65 personas de todo el mundo, de más personas que postularon, a enterarnos de los últimos avances que hay en este campo de la ciencia aplicada a la arquitectura. Es un mundo nuevo, es un tema que está dando mucho que hablar y que me fascina”
El sello de Antico Studio es hoy totalmente la neuro arquitectura, nacieron con el propósito de mejorar la calidad de vida de las personas y hacer que se sienta bien de modo bastante intuitivo, pero hoy los avances de la neurociencia le han abierto los ojos a su fundadora.

“Yo de chica atravesé muchas cosas y una de esas fue cuando me mudé de un departamento a una casa, supuestamente el cambio había sido para mejor, el sueño de todos, ampliarse, salir del departamento, pero mi mamá entró en depresión en ese momento, yo tenía como 10 años, la vi muy mal, empeoró su salud y ella siempre decía que la casa era muy fría, que tenía poca iluminación, que no le gustaba, que quería volver al departamento, que se arrepentía de haberse mudado, muchas cosas y eso me quedó grabado en el inconsciente y terminé, por las cosas locas de la vida, estudiando arquitectura y ahora veo que todo tiene un impacto a nivel emocional, que nosotros no vemos, algo que pasa a nivel neuronal, los neurotransmisores producen reacciones químicas ante los estímulos, podemos producir más serotonina o más endorfina, que son las hormonas de la felicidad, por ejemplo, con ambientes cálidos y acogedores y también podemos disminuir el cortisol, la hormona del estrés”, explica.
“También vemos como la iluminación modera la melatonina que es la hormona del sueño, al mismo tiempo se revela que estamos aún relacionados con el ritmo circadiano. Parece un descubrimiento nuevo, pero es un rasgo evolutivo . Desde la antigüedad se pensaba que nosotros como seres humanos tenemos ciclos muy relacionados con la naturaleza y en realidad, dejamos de vivir en la naturaleza no hace tantos años, sino que después de la revolución industrial y la construcción de las ciudades. Eso pasó hace apenas 200 años y la historia de la evolución de la humanidad tiene al menos 7 millones de años. En una línea de tiempo es un tramo muy corto, que sin embargo han alterado muchas cosas, hay nuevas enfermedades que dependen del cortisol que se ha elevado en la población por el estilo de vida, por ejemplo. Nosotros pasamos 90% del tiempo encerrados, nosotros no vivimos más en el exterior como antes, que vivíamos en cavernas o recorríamos los bosques, vivimos encerrados ya sea en un mall, en la oficina o en la casa, y ese 90 por ciento del tiempo tiene mucho impacto, genera estímulos que inconscientemente estamos absorbiendo, y esos estímulos pueden hacer que segreguemos más hormonas de las buenas o más hormonas de las malas”, añade con convicción.

De acuerdo a la especialista existen, básicamente, dos tipos de estrés mediados por el cortisol. En primer lugar, está el estrés agudo, aquel que se presenta de manera intermitente y que se regula con el paso del tiempo y en segundo término el estrés crónico, permanente y que puede tener graves consecuencias a nivel de salud.
“El agudo sube y baja, uno puede pilotear, pero el estrés crónico es el que se mantiene siempre alto y puede terminar por producir el síndrome de burn out y todo lo que ello implica. El cortisol puede llevar a aumentos en el azúcar en sangre, la presión arterial y otra serie de complicaciones, es por esto que con aportar un granito de arena con los diseños que hacemos, para que la persona se sienta menos estresada en su lugar y que sea un espacio para reconectar, para cargar pilas y generar bienestar, para que luego él pueda enfrentar mejor los desafíos y obstáculos de día a día, yo me siento satisfecha, me voy a dormir feliz, porque sé que cumplimos nuestra misión.
EL FUTURO
En el último tiempo la arquitectura y el diseño han atravesado diferentes etapas y tendencias como la sustentabilidad, la importancia las formas y funcionalidades, la automatización o la construcción 3D, sin embargo, para Ana Antico el camino es claro.
“Creo que ya tenemos que pensar más a futuro e incorporar elementos de neuro arquitectura y entender cómo afectan los espacios a la salud emocional, mental y física y a partir de ahí diseñar y crear los espacios dependiendo de las condiciones”, apunta.
En este sentido apunta también el crecimiento de su empresa. Ya han pasado de 6 o 7 proyectos full al año a prácticamente 40 y su modalidad de asesoría exprés, que apuntaba a 200 clientes al fin de 2023, ya ha conquistado a más de 140 familias.

“La asesoría exprés ha sido un proceso increíble, y que termina con una suerte de hágalo usted mismo. Entregamos el diseño, las especificaciones, el qué hacer, qué comprar, un Excel detallado de las cosas que tiene que tener cada ambiente y las personas lo pueden implementar a su ritmo, en el lugar donde estén, incluso en un futuro podremos internacionalizarnos y democratizar el diseño porque al ser menos horas hombre involucradas obviamente tiene otro precio y es una forma de llegar a más personas. A cuantas más casas podamos llegar con este concepto de la neuro arquitectura, entregando un valor agregado y además que cumpla con la funcionalidad y los requerimientos del cliente será fantástico, como una onda expansiva, y gracias a las redes sociales, y a las cosas que hemos ido desarrollando, nos han permitido llegar a ese lugar”, exclama Ana.
La huella de Antico Studio es precisamente esa, trabajar con la neuro arquitectura y que las personas se sientan mejor en su casa, mejorar su calidad de vida a través del diseño, generar impacto en la salud física y mental de las personas dentro de su hogar.
Con ese principio en mente han sumado nuevas herramientas que permiten generar mayores cambios y entregar diseños con mayor personalización.

“Hay cosas más universales, como la teoría del color, el efecto de los aromas en el sistema límbico, el uso de la luz para no retardar la secreción de la melatonina, la biofilia que reduce los niveles de ansiedad, las formas, los materiales, etc. Todo eso es más o menos conocido y su impacto en el bienestar del ser humano está estudiado. Ahora se descubrió que la memoria y la percepción, que es el sexto sentido, permiten hacer proyectos aún más personalizados, pues estos procesos son absolutamente individuales. Para abarcar eso se desarrolló un software, en la academia de NeuroArquitectura en Brasil y que está aprobado y certificado por la ANFA, que permite medir la memoria y la percepción y somos los únicos que lo estamos aplicando en Chile”, explica la arquitecta.
En torno a la memoria, lo que hace el programa es medirla en relación a siete variables fundamentales: biofilia, temperatura, forma, colores, aromas, iluminación y materiales. Una vez obtenidas las respuestas las vincula con las últimas investigaciones científicas relacionadas a cada respuesta del cliente. Eso permite conocer cosas de los clientes que sirven mucho a la hora de diseñar, descubrir elementos muy detalladas y eso así generar ambientes realmente a la medida.
En cuanto a la percepción, se hacen dos lecturas: una previa a la ejecución del proyecto y una post. Luego el sistema entrega gráficos e interpretaciones numéricas del cambio en la percepción del espacio.
“Realmente es increíble lo que se puede llegar a entender y conocer con estas herramientas y me tienen fascinada. Están dando muy buenos resultados y seguro que pronto habrá nuevos avances que nos volarán la cabeza y nos permitirán entregar mejores respuestas a las necesidades de las personas y diseñar casas y espacios que las hagan realmente felices”, cierra Ana Antico, la versátil y valiente líder de Antico Studio, la oficina de interiorismo que busca crear casas que te hacen bien.
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