En un barrio cualquiera de Santiago, en una casa cualquiera, puede estar ocurriendo una pequeña revolución. No se nota desde la calle, pero adentro, en el comedor, en la elección de un textil, en el encuentro entre una lámpara y una silla heredada, algo cambia profundamente. Es el trabajo de Estudio MBL, fundado por las primas Macarena Acuña y Bernardita Toledo, y es una rebeldía silenciosa pero firme: la de habitar con sentido
Una vocación compartida
MBL nace como una conversación que venía gestándose desde siempre. “Nos pasaba un poco lo mismo”, cuenta Macarena. “A las dos nos encanta esto desde chicas. A Bernardita, sus amigas y conocidos siempre le pedían ayuda y asesoría para decorar sus casas. Por mi lado, a pesar trabajar durante 15 años en retail, tenía esta inquietud siempre latente»
Su entorno familiar, fuertemente ligado a la arquitectura, el arte y el diseño, también dejó una huella profunda en ambas.
“Crecimos rodeadas de sensibilidad estética, de casas bien pensadas, de objetos con historia”, dice Bernardita. “Aunque estudié Educación Básica, siempre estuve muy conectada con el mundo del interiorismo. Tomé varios cursos y un diplomado, y sin darme cuenta, ya estaba metida en esto. Era algo natural, como parte de mi vida.”
Macarena siguió una ruta similar, desde el diseño hacia el interiorismo: “Soy diseñadora de profesión pero nunca me había dedicado profesionalmente a esto. Hace dos años y medio, nos unimos con la Berni, comenzamos a construir este proyecto, hice diplomados en interiorismo y el 31 de diciembre de 2024 cerramos completamente la etapa anterior y decidimos dedicarnos 100% a Estudio MBL.”


De dónde venimos
El nombre MBL tiene algo de homenaje. La M es de Macarena, la B de Bernardita y la L de Lucía y Luz, sus madres. “Nuestras mamás eran cuñadas, y también amigas”, explica Bernardita. “Siempre estuvieron muy atentas a cómo se veía la casa, cómo se sentía. El diseño no era algo decorativo, era parte del día a día.”
Macarena lo resume con claridad: “Vivíamos en casas muy armoniosas, muy cuidadas. Eran los lugares donde pasaba todo: las reuniones, las celebraciones. Y eso dejó una huella profunda. Siempre decimos que cada casa cuenta una historia, y cada diseño es una invitación a vivir mejor.”
Estética con propósito
En el universo de Estudio MBL, la estética no es un fin en sí mismo. “Nos inspira mucho la neuroarquitectura”, cuenta Macarena. “Creemos firmemente que el diseño transforma, no solo desde lo visual, sino desde lo emocional. Diseñar un espacio es meterte en el corazón de una familia.”
Su estilo es reconocible, aunque siempre adaptable. “Nos gusta mucho trabajar con paletas de colores tierra, blancos, beige, verdes oliva… tonalidades que transmitan calma”, dice Bernardita. “Vivimos en una ciudad muy acelerada, por eso creemos que tu casa tiene que ser un refugio, un lugar que te dé paz.”
Pero no se trata solo de color. También hay materiales nobles —madera,mármol, fibras naturales, lino, cestera— y una presencia indispensable: el verde. “Las plantas son fundamentales. Conectan con lo natural, con lo orgánico. Y eso también es bienestar.”

Una metodología que escucha
El proceso creativo de MBL no empieza con planos, empieza con personas. “Lo primero es sentarnos a conversar con el cliente”, explican. “A veces quieren estar en todo el proceso, a veces nos entregan la llave y confían plenamente. Pero siempre hay una conversación íntima, una conexión.”
Para ellas, cada proyecto es distinto. “No tenemos muchas restricciones: hacemos desde un baño de visita hasta casas completas”, dice Macarena.
“Nos desafiamos a adaptarnos, a encontrar lo que el cliente necesita, pero también dejamos nuestro sello.”

Ese sello no es una fórmula. Es una experiencia. “Nos involucramos tanto que cada proyecto se vuelve como si fuera nuestra propia casa”, confiesa Bernardita. “Y sí, después de cada proyecto queremos cambiar algo en la nuestra», dicen entre risas las primas.
Donde vive la emoción
El corazón del trabajo de Estudio MBL está, sin duda, en lo residencial. Es ahí donde ocurre la magia más íntima, donde cada proyecto se convierte en una especie de historia compartida. “Las casas siempre tienen más alma”, dice Bernardita con convicción. “Te terminas involucrando con la familia, con los niños, con sus rutinas. Es un trabajo súper bonito y cercano.”
Cada instalación, cuentan, es como una pequeña ceremonia. “Definimos las fechas de montaje, nos preparamos como si fuera nuestra propia casa. Cuando llega el día de la entrega se da ese momento único, los niños no saben qué tocar, hay llantos, risas, abrazos. Es demasiado emocionante.”

Esa intensidad emocional se refleja también en la forma en que se comprometen con cada encargo.
“Vivimos los proyectos con mucha pasión”, reconoce Bernardita. “Pero también es lo que hace que tenga sentido.Le ponemos el alma a cada uno de ellos.”
Otros escenarios, mismos principios
Aunque el área residencial es su favorita, no es la única. Estudio MBL también desarrolla proyectos inmobiliarios, espacios comunes y oficinas, y ahí también buscan imprimir ese mismo sentido de pertenencia. “Cuando hacemos espacios comunes en un edificio, pensamos en cómo hacer que la gente los disfrute y los usen como una extensión de su casa”, explica Macarena.
Los proyectos inmobiliarios, a diferencia de los residenciales, traen otros desafíos: “Ahí nos toca adecuarnos a presupuestos, a restricciones técnicas. A veces hay elementos que no se pueden cambiar, y hay que ingeniárselas para que igual el espacio tenga alma”, cuenta. “Pero eso también nos gusta, porque nos obliga a innovar.”

En oficinas, la pregunta cambia: ¿cómo hacer que los equipos sientan ese lugar como propio? La respuesta está en la observación, en escuchar a los usuarios, en construir no solo un espacio bonito, sino uno funcional y emocionalmente coherente. “Nos interesa mucho que incluso en entornos de trabajo haya calidez, identidad y belleza.”
Inspiración y estilo propio
El estilo de Estudio MBL se reconoce, pero no se impone. «Nos adaptamos. Cada cliente es distinto y lo importante es que el espacio funcione para ellos. Queremos acercar la decoración, desmitificar que contratar u interiorista es inaccesible, ya que por el contrario, al estar asesorado, los recursos son optimizados, compras sólo lo que necesitas y en tamaños adecuados, nada sobra y deja de ser necesario cambiar las cosas o incluso botarlas porque no sirven».
Por otra parte, Macarena y Bernardita tienen referentes claros, como Mariana Rivera, Isabel López-Quesada, Zusanne Kasler, Estudio Valdés, Studio McGee y la tiendas como PAUL o Serena & Lily. “Nos sentimos muy identificadas con esa estética: luminosa, serena, muy bien pensada”, explica Macarena. “Pero también nos nutrimos constantemente. Vemos ferias, Casas Cor, Casas FOA, tiendas, lo que está pasando afuera.”
Y aunque tienen elementos que se repiten —las rayas, por ejemplo, que adoran—, lo más importante es no estancarse. “Creemos que cada proyecto tiene que sorprender. Que se note nuestra mano, sí, pero que no sea una copia del anterior».

Más allá de la decoración
MBL no es solo decoración. El estudio también participa desde etapas tempranas de proyectos, trabajando junto a oficinas de arquitectura o constructoras para definir materialidades, terminaciones y el carácter general de un espacio. “No llegamos solo a poner cojines”, se ríen. “Nos gusta participar desde el inicio, definir el ‘look and feel’, y que haya coherencia desde el plano hasta la última lámpara.”
También ofrecen asesorías para quienes quieren vivir la experiencia de decorar con acompañamiento, sin delegarlo todo. “Hay clientes que quieren involucrarse, y eso también nos encanta. Es otra dinámica, más participativa, más educativa.”
Y aunque su base está en Santiago, quieren expandirse aún más. “Nos gustaría llegar a más regiones, porque sabemos que hay una necesidad. La playa, el campo y el sur de Chile nos apasionan e inspiran. Así que felices de ir donde nos llamen.”

En un momento donde los espacios parecen cada vez más funcionales, más optimizados, más homogéneos, Estudio MBL propone otra cosa: habitar con alma. Diseñar con propósito. Transformar espacios desde la emoción, el detalle y la escucha.
“No se trata solo de lo lindo”, repite Macarena. “Se trata de cómo ese espacio te hace sentir. Si te invita a quedarte, a respirar, a celebrar. Eso es lo que queremos provocar. Cada casa que hacemos nos transforma un poco también a nosotras», concluyen.
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