Nacida y criada en la bella ciudad de Linares, en la poderosa región del Maule, la arquitecta Ximena Jacques vio en su profesión un camino para aunar sus pasiones y enfrentar un mundo nuevo.
Estudió en la prestigiosa Escuela de Arquitectura de la Universidad del Bío Bío en Concepción y con esa enseñanza ha enfrentado su vida profesional con valor y rigor.
“Cuando yo salí del colegio no existía la carrera de arquitectura en el Maule, entonces mi opción era estudiar en Santiago o en Concepción. En ese tiempo nosotros no teníamos la información que hay disponible en internet hoy, solo teníamos la referencia de algún amigo que había estudiado ahí o en mi caso de mi hermano mayor, que había estudiado en la UdeC. De hecho, ingresé a la UBB sin siquiera saber que era un referente en el campo de la arquitectura, solo la elegí porque estaba en Concepción y estando adentro me percaté de la importancia y relevancia de la escuela a nivel nacional”, cuenta la linarense.
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Recuerda también que en general no entendía mucho sobre lo que significaba ser arquitecto y que su gusto por el arte y las matemáticas la llevaron por esta vía.
“Yo estudié en el colegio Marianista Instituto Linares, donde teníamos una gran enseñanza, varias áreas que no eran muy comunes en los años 80 y las cuales nos ampliaron la visión. Por otra parte, mi infancia estuvo muy marcada por el arte, en los muros de mi casa de niña habían murales pintados por mis papás de Gauguin y Mondrian algo muy raro para la época, porque en las casas de mis compañeras colgaban cuadros con naturaleza muerta, además estaban los libros de arte (que aún conservo) que compraban mis papás, aunque ellos no tenían ningún vínculo mayor con el área, es más mi mamá trabajaba en un laboratorio clínico (pero le encantaba pintar) y mi papá era vendedor de Bata (también con un gusto por la música y el arte). En mi familia, en ese tiempo, no había ningún arquitecto, mi tata era carpintero, por ahí debe venir algún gen, la mayoría estaban ligados al área de la salud, pero cuando di la prueba pensé en arquitectura por este gusto por las matemáticas y el arte y me fui a la Universidad del Bío Bío, aprendí muchísimo, conocí grandes amigos, fueron bellos tiempos en la hermosa ciudad de Concepción”, relata con cariño.
Lleva 15 años radicada en Santiago de Chile y además de liderar el estudio Jacques Arquitectos, donde cumple las funciones de directora de Proyectos, está muy ligada al área académica, ejerciendo como docente en la carrera de Arquitectura del Campus Creativo de la UNAB y Taller en la carrera de arquitectura de la UGM, algo que sin duda agradece también a sus tiempos como estudiante.
“El rigor que tenía la UBB y que aún tiene, me ayudo muchísimo para la vida profesional, siento que las nuevas generaciones carecen un poco de ese rigor al cual nos empujaban a nosotros, ese sentido interno profundo del hacer con prolijidad las cosas, de empezar algo, investigar y terminarlo bien , eso sin duda me ha servido para guiar mi vida profesional y forjar carácter, siempre intento entregar a mis estudiantes estas experiencias para que enfrenten un mundo que puede traer muchas frustraciones”, explica.
En este sentido apunta que algunas veces te puede ir mal y que no todos los proyectos terminarán siendo un éxito, pero que el aprendizaje que se puede sacar de esos fracasos puede resultar fundamental.
“Muchas veces esos proyectos en los que el cliente no quedó satisfecho nos enseñan los elementos necesarios para poder mejorar y buscar otros caminos, uno muestra los proyectos exitosos, es obvio, pero si pudiéramos armar un portafolio de las cosas que no resultaron sería muy valioso para la experiencia futura. Los proyectos que no salen a la luz enseñan mucho más que los buenos, porque cuando lees perfectamente lo que quiere y necesita un cliente de forma instantánea, es fácil, pero cuando te toca un cliente que no sabes por donde tomarlo, ese sí es un desafío importante”, resalta la profesional que cursa un magister en docencia universitaria.
“La escuela te daba esa experiencia, cuando llegabas con tu maqueta y te la destrozaban a nivel académico, te llenaban de preguntas y cuestionamientos, en el fondo estaban forjando un camino, te estaban preparando para el fracaso y para la incertidumbre. Siento que los arquitectos vivimos en la permanente incertidumbre porque hay muchos factores externos que entran en juego, desde el clima, los terremotos, la falta de mano de obra o materiales, una pandemia, etc. Uno trabajaba en una cuerda floja día a día, así lo veo yo, y el rigor impuesto por la carrera ha sido fundamental para pararme en ese escenario”, agrega.
INDEPENDENCIA Y EMPRENDIMIENTO
Luego de trabajar algunos años en el Estado y en oficinas de arquitectura en diversas ciudades del país, Ximena se dio cuenta de que su camino estaba en el liderar su propio estudio y trabajar de forma independiente y así comenzó la historia de Jacques Arquitectos.
“Hace 17 años, en la ciudad de Linares, una arquitecta y dos diseñadoras (Janis Jacques y Gloria Leiva), creativas y apasionadas por su oficio fundamos Puntocero (actual Jacques Arquitectos). Comenzamos con una pequeña oficina de diseño, impulsados por el deseo de dar vida a proyectos arquitectónicos innovadores y funcionales.
Luego nos trasladamos a Santiago de Chile para expandir nuestros proyectos y tomar nuevos desafíos. Logramos establecer alianzas con pequeñas constructoras que cumplieran con nuestras expectativas y esta colaboración nos permitió ofrecer un servicio integral a nuestros clientes, abarcando desde la concepción y el diseño hasta la construcción y la entrega final de los proyectos. Esta sinergia entre diseño y construcción fue clave para brindar soluciones eficientes y de alta calidad”, relata la arquitecta.
Pero esa historia vino también con un pasado y un sendero lleno de desafíos y asuntos desconocidos.
“Cuando uno lleva la dirección de la empresa no es sólo ver el tema creativo o las inspecciones, sino que también cosas administrativas desde el pago de sueldos, impuestos, liderar equipos y muchas otras gestiones administrativas, todas estas cosas no las enseñan en la universidad, y creo que esencial, incorporar ramos o materias relacionadas con la gestión de proyectos en base a formar tu propia oficina, emprender, educación financiera y tantos otros temas reales.
Como arquitectos tenemos una parte creativa muy desarrollada, pero poco te enseñan cómo llevar una empresa y siento que es fundamental”, añade.
Hoy lleva más de una década trabajando de forma independiente pero sólo luego de algunos años logró entender realmente cómo era el mundo del emprendimiento en un área tan compleja como la arquitectura, donde para empezar no hay claridad en torno a tarifas ni estándares.
“En el tercer o cuarto año recién pude estabilizarme y poder contratar a más personal en la oficina, cosas que antes no podía hacer, lo que de todas formas me sirvió para aprender un montón. Es rudo emprender en la arquitectura, pero lo recomiendo completamente a los estudiantes que hoy están saliendo de las universidades, porque si hubiese podido volver el tiempo y decirle a la Ximena del pasado qué hacer, seguro hubiese tomado el camino del emprendimiento desde un principio. Intento compartir todo lo que sé en la oficina y por esa razón me gusta la docencia, enseñar a los arquitectos la ruta, cómo es el camino, (aunque puede haber muchos y sí que los hay), pero mi camino de tener un estudio independiente lo comparto, creo que hay que ser solidario con el conocimiento en todo ámbito de la vida”, revela Ximena dando luces de lo que hoy es el sello de su oficina: la colaboración.
MENTALIDAD COLABORATIVA
Hoy por hoy el planificar, diseñar y construir un proyecto arquitectónico conlleva un sin número de labores y especialidades que no pueden ser cubiertas de manera solitaria ni individual. La creciente demanda y el aumento de los requisitos de los clientes han ido moviendo el escenario hasta un punto en que la colaboración resulta prácticamente inevitable. Eso es algo que Ximena Jacques tiene más que claro y es una práctica que lleva a cabo en cada uno de sus desafíos.
“Creo que el futuro está en la colaboración. Mi oficina la defino absolutamente como colaborativa, creo que así lo ve la gente que trabaja conmigo y también los clientes. Yo trabajo con distintas ramas y especialistas y además busco incorporar a profesionales de regiones. Hoy trabajo con gente que está en Concepción, Linares, Talca y Viña del Mar. En Santiago estamos los arquitectos, calculistas y constructores, en regiones labores administrativas y legales, sin este mundo colaborativo no podríamos avanzar ni ir a ninguna parte. Vamos uniendo ingredientes para llegar a un plato exitoso y lo mismo pasa con los proyectos de arquitectura, y creo que el futuro es ese, la colaboración” argumenta con solidez.
Así es que Jacques Arquitectos puede ofrecer actualmente los servicios de diseño, construcción, interiorismo y especialidades además de asesoría legal e inspección.
Por otra parte, los miembros del equipo arquitectónico son los responsables de la creatividad y la concepción de los diseños. Trabajan estrechamente con los clientes para comprender sus necesidades y traducirlas en soluciones arquitectónicas innovadoras y estéticamente atractivas.
“Realizamos estudios de factibilidad, planificación espacial y supervisión de la implementación de los diseños para garantizar que se cumplan los estándares de calidad y seguridad. Utilizamos software de diseño asistido por computadora y programas de renderizado para crear planos detallados, modelos virtuales y visualizaciones realistas de los proyectos. Nuestras representaciones visuales ayudan a comunicar y presentar los diseños a los clientes y las partes interesadas”, expone la socia fundadora.
EL VALOR DE LO INTANGIBLE
En términos estilísticos Jacques Arquitectos ha pasado por distintas etapas, aunque todas marcadas por el minimalismo.
“Nuestro enfoque arquitectónico se basa en la simplicidad y la funcionalidad. Nos esforzamos por diseñar de manera sencilla, lo cual es nuestro distintivo característico. Optamos por paletas de colores neutros y líneas simples, buscando siempre la practicidad en nuestros proyectos.”
En estos últimos años Jacques arquitectos además ha estado muy ligada al área de la remodelación y rescate patrimonial, algo que Ximena disfruta plenamente.
“Son proyectos que muchos arquitectos no quieren hacer porque son problemáticas, en las casas y departamentos antiguos no sabes realmente lo que puedes encontrar. Siento que hacer una casa de cero es súper fácil, porque tienes todo para empezar desde ahí, pero al hacer una remodelación lo que no se ve es tú problema y ese un gran desafío y es lo que me planteo a futuro”, comenta.
“Creo en el reciclaje arquitectónico, hay mucho que regalar a las ciudades aún en términos patrimoniales y aplaudo a quienes se atreven a apostar y ver en eso un negocio, ese enfoque, ese desafío de rescatar nuestra historia arquitectónica me mueve muchísimo. Poder dar una segunda, tercera o cuarta vida a estos inmuebles es muy satisfactorio y siento que ese es mi camino. Hoy tengo 47 años y me veo ojalá trabajando uno diez años más, recuperando casonas antiguas. Es un área de la arquitectura muy desafiante y divertida”, añade.
Finalmente, la profesional profundiza en relación al proceso de rescate de las propiedades antiguas y el valor de la memoria arquitectónica.
“Es muy divertido demoler también, sacar lo que se les ha ido añadiendo con los años a las estructuras originales y descubrir el cómo eran antes es impagable. Ir, por ejemplo, a Aguas Andinas que tiene el registro más antiguo de Chile y conseguir esos planos en papel diamante que apenas se pueden tocar y ver cómo era la planta, el trazo perfecto en tinta del arquitecto, su firma, es muy lindo ese proceso y es lo que hoy me tiene entusiasmada”, agrega para concluir Ximena Jacques, una arquitecta que no sólo busca sumar la energía de los profesionales de regiones con los que se siente tan identificada, sino que ver el valor en lo intangible del patrimonio arquitectónico de nuestras ciudades.
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