Palmi Armstrong es psicóloga de profesión, sin embargo, hoy por hoy su tiempo está dedicado 100% a los artes del interiorismo, el paisajismo y la construcción. La gerente general y fundadora de Palmi Amstrong Diseño y Constructora Amstrong Demussy se hace un espacio en su muy apretada agenda para conversar con Rúa Salón y contarnos sobre su transitar en el apasionante mundo del diseño.
Palmi Armstrong nació en medio de una familia dominada por las artes y el diseño. De padre arquitecto y madre pintora y diseñadora, de pequeña sintió una inclinación y atracción especial hacia la decoración y la transformación de espacios y aunque finalmente optó estudiar psicología, profesión que ejerció por años con post títulos de por medio, finalmente la herencia familiar primó y actualmente lleva el buque de Palmi Armstrong Diseño, su estudio de interiorismo y paisajismo y además hace poco dio el salto al mundo de la construcción con Constructora Armstrong Demussy, empresa que formó junto su marido Albert Gueneau de Mussy.
En medio de su continuo vaivén visitando clientes, proyectos y proveedores, entre otras reuniones, se detiene precisamente en una de las cosas que está interviniendo actualmente para conversar con Rúa Salón, repasar algo de su historia, compartir sus experiencias y mostrar su trabajo.

“Llegué al mundo del diseño casi por casualidad, más que nada fue un tema de genética que me llevó a este camino porque yo de profesión soy psicóloga, hasta hace poco estuve trabajando como psicóloga, siempre estudiando, me especialicé, hice post título y todo pero el diseño siempre lo llevé en la sangre. Mi papá es arquitecto, mi mamá era diseñadora y artista, mi hermano arquitecto, mis primos, mis tíos, entonces vengo de una familia donde este rubro estuvo rodeándome desde muy chica y era algo que a mí me gustaba. Sin embargo, siempre lo vi como un hobby, no como algo para estudiar, porque sentía que se me daba de manera innata y las vueltas de la vida terminé igual trabajando en esto”, dice Palmi entre risas pero con cierto dejo de añoranza.
Aunque sin duda el talento estaba, en la rúa siempre se atraviesa alguna piedra y el que sabe esquivarla y tomar las oportunidades sigue adelante… eso hizo Palmi.

“Partí con el interiorismo y luego fuimos agregando el área de paisajismo en mi obsesión por dejar las cosas lindas. Mi primer paisajismo surgió a partir de una casa piloto, yo estaba recién partiendo y le ofrecí a una inmobiliaria acá en Concepción hacer la casa piloto, pero me dijeron que no, que ya habían contratado a alguien, entonces yo les dije ‘¿y el jardín? ¿Cómo lo van a dejar? ¿lo van a dejar así pelado? Se va a ver feo’ y ahí les ofrecí hacerles el paisajismo. Mi mamá y mi abuela era todas muy jardineras, de paisajismo arraigado por varias generaciones, así que siempre supe de plantas, desde muy chica y ahí trabajé con una paisajista que me empezó a asesorar, empezamos a trabajar juntas en algunos proyectos, después ella se fue de Conce, pero aprendí mucho con ella, y además yo soy de la idea de aprender haciendo, entonces yo pienso que no hay nada que uno no pueda hacer, no hay límites para lo que uno quiere, es cosa de ingeniárselas, preguntar, asesorarse y en la marcha de las cosas uno va a aprendiendo también”.
Sin límites, sólo con gusto
Aunque muchas veces nos dejamos llevar por nuestras propias ideas al momento de enfrentar un desafío y eso está bien, sin embargo, saber tomar el conocimiento y pensamientos de otros realmente puede marcar la diferencia.

En el mundo de diseño también ocurre esto, ya que finalmente en un gran porcentaje de los casos se está trabajando con los sueños, ideas y gustos de un cliente y no los propios. Si bien algunos profesionales buscan imponer sus pautas para Palmi la clave está en la flexibilidad y eso se nota en sus proyectos.

«Yo tengo un estilo que es bien flexible. Claro yo tengo una línea propia, personal, de mis gustos, pero yo entiendo que mi tarea no es hacer una casa o un proyecto bonito para mí, sino que para el cliente. Siempre trabajamos pensando en las necesidades y el estilo de vida de cada cliente, por ejemplo, es distinto si hay niños, si tienen perros, si son ordenados, desordenados, el presupuesto, etc», comenta la diseñadora de ambientes.
«A mí me interesa que el cliente quede contento con el espacio que se diseñó para él, no es algo para mí, no tengo ese ego, quizás porque no estudié esto, sino que me gusta no más. Lo que sí me preocupa mucho es la funcionalidad en relación a cómo vive cada grupo familiar o cómo se desarrollan las personas en una oficina y por lo mismo no me encasillaría en un solo estilo, a mí me gustan las líneas simples, más minimalistas, pero también entiendo que hay gente que busca otros estilos y tratamos de buscar diseños con el sello de buen gusto, independiente del estilo que tu tengas, puede ser country o moderno por ejemplo, pero si tienes buen gusto se va a llegar a un buen resultado. Es es lo que buscamos con nuestro equipo, del que estoy súper agradecida, súper feliz con las diseñadoras, jefe de obra, jardinero , eléctrico, etc. ya que gracias a ellos podemos hacer lindos proyectos ”, finaliza Palmi Armstrong que compartió con Rúa Salón algunos de sus proyectos favoritos que puedes revisar en nuestra Revista Digital.
0 comentarios