En Temuco, capital y corazón de la hermosa e inspiradora región de la Araucanía, se encuentra una poderosa voz emergente en el mundo del arte abstracto. Hablamos de Francisca Walker Oakley, una joven diseñadora gráfica de profesión que a sus 29 años ha hecho de su pasión por el arte un camino lleno de éxito.
Con una carrera que abarca siete años en el ámbito del diseño, Francisca ha encontrado su rúa hacia la expresión artística a través de la abstracción, creando obras que no solo embellecen espacios, sino que también invitan a la introspección y la conexión emocional.
Desde sus primeros pasos en el arte ha estado rodeada de inspiración. Criada en un entorno donde la creatividad era un pilar fundamental, su madre y su abuela materna, pintora abstracta, jugaron un papel crucial en su desarrollo artístico.

«Crecí en un ambiente creativo, donde mi madre siempre me incentivó a explorar el arte de diferentes maneras , proporcionándome los materiales y el espacio para experimentar. Además, mi abuela, que es pintora abstracta, fue una figura clave en mi desarrollo artístico. Ver sus trabajos me inspiraba, como era más chica veía estos cuadros inmensos que me causaban gran curiosidad. Desde niña me di cuenta de que el arte podía ser una forma para expresar lo que muchas veces las palabras no alcanzan», recuerda la artista.
Durante su etapa escolar, por otra parte, su interés por el arte siempre estuvo presente. Se involucraba en todos los eventos artísticos, y solían llamarla para proyectos, como pintar murales o crear piezas visuales. Estas experiencias la ayudaron a entender que el arte no sólo era algo que disfrutaba, sino que también era algo que podía compartir con los demás, contribuyendo a la comunidad y al entorno visual de los espacios donde se desenvolvía, el embellecer los espacios.
«Esos primeros pasos, tanto en mi casa como en el colegio, me fueron guiando hacia lo que más tarde se convertiría en mi vocación, mezclando una formación más técnica en diseño gráfico con la libertad creativa que ofrece el arte abstracto. Siempre he sentido una profunda pasión por el arte en todas sus expresiones. Comencé a pintar hace aproximadamente 3 años cuando hice un cuadro para mi abuela materna y desde entonces no he parado. Estoy muy agradecida de haber encontrado en el arte una forma de vida. Tal y como dice la frase: “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida!. Me encanta el arte y disfruto embellecer el hogar de cada cliente», dice con convicción y alegría.
La transición de Francisca del diseño gráfico al arte abstracto ha sido un viaje de autodescubrimiento. Aunque comenzó su carrera en el diseño, donde la estética y la comunicación visual son primordiales, sentía que necesitaba un espacio más libre para su creatividad.

«El diseño gráfico me proporcionó una base sólida en términos de composición, teoría del color y balance visual, pero el arte abstracto me abrió la puerta a una forma de expresión más visceral», explica.
Esta fusión de disciplinas le permite crear obras que son tanto conceptuales como visualmente cautivadoras, combinando la estructura del diseño con la libertad del arte.
La elección de explorar la abstracción fue, para Francisca, una liberación.
«Me encanta la idea de que el arte abstracto es diferente para todos. Cada espectador aporta su propia interpretación, lo que convierte cada obra en una conversación abierta».
Para la joven artista, la abstracción no sólo es una forma de arte, sino un medio para conectar con los demás a un nivel más profundo y emocional.
Sus influencias artísticas son diversas, aunque pintores como Mark Rothko y Franz Kline han dejado una huella significativa en su estilo.
«De Rothko me fascina cómo trabaja con los colores y la profundidad emocional que logra. Kline, por su parte, me inspira con su uso audaz de la línea», señala.
Además, su conexión con la naturaleza y su deseo de transmitir emociones a través del color y la textura son elementos recurrentes en su obra.



El proceso creativo de Francisca es tanto estructurado como espontáneo. Comienza investigando tendencias de colores y formas, pero también se permite la libertad de explorar lo que surge en el momento.
«Cuando trabajo en un encargo, el proceso es más organizado, mientras que en mis obras propias, puedo experimentar sin restricciones», explica.
Esta dualidad le permite crear piezas que reflejan tanto su estilo personal como las expectativas de sus clientes.
Los materiales que utiliza son una extensión de su creatividad. Prefiere el acrílico por su secado rápido y su versatilidad, lo que le permite jugar con texturas y capas.
» Mi técnica en particular es trabajar con pintura sobre pintura, creando capas que dan diferentes profundidades. Esto hace que la obra tenga más vida, y al jugar con las texturas y las capas, consigo efectos interesantes que se han vuelto parte de mi estilo. Como soy un poco ansiosa- dice entre risas- me acomoda que el acrílico se seque rápido, lo que me permite avanzar sin esperar tanto entre capas. Además, me gusta incorporar texturas naturales que encuentro en distintos lugares, como arena, aserrín, hojas, latas oxidadas y mucho más, les sorprenderían la cantidad de cosas que pueden servir para dar texturas. Estas texturas no solo le dan un toque único a la obra, sino que también me conectan con la naturaleza y lo que me rodea», dice Francisca.
Esta conexión con la naturaleza se traduce en un estilo distintivo que busca capturar la energía y belleza del mundo que la rodea.
A lo largo de su carrera ha enfrentado desafíos, especialmente en la creación de obras desde cero sin una referencia clara. Sin embargo, estos obstáculos han sido oportunidades para crecer y evolucionar como artista.
Uno de sus logros más significativos ha sido la oportunidad de mostrar su arte en el extranjero, lo que le ha abierto puertas a nuevas experiencias y conexiones.


Por otra parte, la reacción del público hacia su trabajo es una fuente de motivación. «Me siento muy feliz y agradecida al ver las reacciones de las personas. Cada comentario positivo me impulsa a seguir explorando nuevas ideas», comparte.
Esta conexión con su audiencia es lo que más valora, ya que cada obra se convierte en una extensión de su propia experiencia y emociones.
Francisca Walker Oakley tiene grandes aspiraciones para el futuro. Su objetivo es expandir su arte a audiencias internacionales y convertirse en una fuente de inspiración para otros artistas.
«También quiero involucrarme más en el mundo de la decoración, creando piezas que no solo sean obras de arte, sino que además aporten belleza a los espacios», afirma con entusiasmo.
Los interesados en adquirir sus obras pueden hacerlo a través de su cuenta de Instagram y su página web, donde ofrece un catálogo completo de sus cuadros y proyectos de diseño gráfico. Francisca se dedica a asesorar a sus clientes para asegurarse de que cada pieza encaje perfectamente en sus hogares, aportando armonía y estética a los ambientes cotidianos.
En un mundo donde el arte y el diseño se entrelazan, Francisca Walker Oakley se destaca como una artista que no solo crea, sino que también conecta, invita a la reflexión y transforma lo abstracto en una experiencia visual única. Su viaje apenas comienza, y con cada pincelada, deja una huella que resonará en el tiempo.
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