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Matucho Castillo, fotógrafo: Visión más allá del lente

Sep 3, 2024 | Destacados, Entrevistas | 0 Comentarios

Algunos de los más importantes referentes nacionales del campo de la arquitectura y el diseño interior han confiado en su visión, su talento y su lente para capturar sus más icónicas obras. Matucho Castillo se ha consolidado como uno de los más importantes y requeridos fotógrafos del área y hoy, además, abre el diafragma para aventurarse en el siempre complejo mundo del corretaje de propiedades, sin nunca dejar de lado otra de sus grandes pasiones: los viajes.

Sobre esto y más nos cuenta este multifacético personaje que también se ha transformado en una personalidad de las redes sociales, esto gracias a sus impactantes fotos, su especial carisma y su creatividad a la hora de crear campañas. Por eso ya suma casi 145 mil seguidores en Instagram.

Su historia, sin embargo, parte mucho antes, cuando en las salas de clases y durante las tardes en su habitación, era consumido por el dibujo y otras artes, como la música. La fotografía pronto se cruzaría en su camino y, sin más, se transformó en su nueva pasión.

¿Cómo llegas al mundo de la fotografía?

Siempre me sentí atraído por distintas formas de arte, por la estética y en especial por las formas. Tenía una obsesión con el Tetris, por ejemplo. Cuando estaba estudiando, mi polola me regaló un cámara digital, de esas pequeñas antiguas, pero era una rica cámara. Al poco tiempo hicimos un viaje a San Pedro de Atacama y ahí comenzó la historia. Era mi primer viaje lejos de Santiago, era todo nuevo, unos paisajes muy distintos a los que estaba acostumbrado, alucinantes y simplemente me encanté con las fotografías. Empecé a sacar fotos a todo y luego nos compramos una mejor cámara con mi polola a medias, una DSLR y tiempo después fuimos a Machu Pichu, sacamos cientos de fotos. Lamentablemente nos robaron la cámara, con los objetivos, las tarjetas, todo. Fue doloroso, pero al mismo tiempo, ese dolor me hizo darme cuenta de que la fotografía era lo que realmente me apasionaba y en vez de dejarlo en el pasado, me dieron ganas de más y compré mejores equipos, tomé cursos, estudié y lo hice mi vida.

¿Y en qué momento viajas hacia la fotografía de interior?

Un día fui a un carrete y resultó que teníamos amigos en común con la creadora de CasaLab Marketing Inmobiliario. Ella supo que era fotógrafo y me invitó a trabajar con ella, así empecé a hacer fotos a casas, que era algo muy distinto a lo que venía haciendo, que era más que nada paisajes y ciudades, pero me gustó y mis fotos gustaron y así empezaron a salir clientes del área del interiorismo y no paré más.

¿Qué clientes o proyectos te han impactado en este camino?

Ana Antico, de Antico Studio, fue mi primer cliente decorador y me marcó harto. Fue llegar a un espacio donde todo estaba compuesto, entonces la experiencia como fotógrafo fue espectacular, veía fotos en todas partes, rincones, bodegones, planos generales, detalles. Fue la primera vez que yo fotografiaba un espacio decorado, que estaba impecable para ir y fotografiar, de inmediato. Yo, después de eso, siempre hago fotos en ese contexto, como que lo he normalizado, entonces, ya no me sorprende tanto, obviamente encuentro bonitos muchos estilos y magníficos los diseños de muchos de mis clientes, pero esa primera vez me marcó, fue un verdadero punto de inflexión. Llegar por primera vez a un espacio donde podías reconocer la paleta de colores, las distintas materialidades pensadas con una intención deliberada, las diferentes texturas,etc., fue muy impactante.


Pasando a tu otra faceta ¿cómo y por qué das el salto hacia el corretaje y la gestión inmobiliaria? que, dicho sea de paso, fue tu puerta de entrada a la fotografía de interiores.

Es verdad, fue una vuelta muy curiosa. En un momento dejé de trabajar con Casa Lab, terminó esa etapa. Después de eso, tuve como cliente a La Casa de Juana, un gran exponente en la producción de propiedades para el corretaje y ahí aprendí mucho sobre todo lo que implica una producción fotográfica. Es un cliente muy distinto a un decorador o interiorista, tiene varias cosas que son muy parecidas, pero aquí hay una producción detrás, un trabajo de juntar elementos que existen en la casa, quitar, poner, agregar marcas de diseño, etc., en el fondo es todo un rediseño de lo que ya existe para que se vea lo mejor posible. Pero en ese momento, nunca se me pasó por la mente armar una empresa de corretaje, porque estaba a full como fotógrafo, con la agenda colapsada. Pero luego vino la pandemia, una experiencia muy fuerte de estar con dos hijos pequeños en medio de la incertidumbre. Fue muy estresante, entonces supe que no quería volver a vivir esa experiencia de limitación. Empecé a ver las dos caras de la moneda de dedicarse exclusivamente a la fotografía de interiores. Por un lado, me iba muy bien, pero vino el extraño e impensado fenómeno de la pandemia y me di cuenta de que no podía depender de eso, no me quise exponer nunca más y así apareció la idea de crear mi empresa de corretaje.

¿En qué instante decides crear tu reconocido ‘un día, una casa’?

En ese momento, en que quise armar la empresa, tenía como 9 mil seguidores en Instagram y me propuse que cuando llegara a los 10 mil empezaría de manera formal, con todo lo que implica. Para preparar el terreno tenía que anclarme de mi posicionamiento como fotógrafo de casas, para que las personas me asociaran con el corretaje. Necesitaba un concepto o una frase golpeadora, entonces en Instagram encuentro a un influencer parisino que usaba la frase “One day, one place in Paris” -“Un día, un lugar en París”- y al extrapolar a este sujeto a mi realidad nació el “Un día, una casa”. Empecé a hacer reels de las casas que visitaba como fotógrafo y curiosamente ese primer reel que hice se viralizó, en tres meses subí de 9 mil seguidores a 125 mil, fue una locura que jamás imaginé. La plataforma para lanzarme como corredor estaba lista mucho antes y con un escenario muchísimo mejor de lo que esperaba y al publicar mi primera casa como corredor en mi Instagram, se provocó lo que quería y es que las casas me empezaron a llegar solas como corredor, lo que me permite no dedicarle tiempo a la captación, lo que es fundamental.

¿Y cómo ha sido la experiencia como corredor?

Me ha encantado. Al principio, como en toda nueva actividad que se emprende, uno está fuera de la zona de confort, es algo totalmente nuevo. Además, me tocó una primera compraventa compleja, entonces de entrada gané mucho aprendizaje. Me ha gustado porque me he reencontrado con una parte mía relacionada con la diplomacia. Para ser corredor hay que ser como un diplomático noruego, tienes que ser neutral, no tomar partido ni por el comprador ni por el vendedor, sólo eres un intermediario, por lo que hay que modular el ego. Entonces me he reconectado con la negociación, con esa parte de ingeniero comercial que me gusta, la recopilación de los documentos y antecedentes, la argumentación precisa. Me ha encantado, un montón, es muy complementario a la foto, que es arte puro, composición, luces, colores y esta es la parte formal y diplomática. Por eso conjugar las dos áreas es un acto de organización continua, basado en la planificación. Planifico cada tiempo y actividad de manera precisa.

Y con respecto a eso, a la planificación ¿cuáles son tus planes a futuro, tus proyecciones, sueños, metas?

Que buena pregunta…a mí me encanta viajar, me encantaría conocer el mundo entero y me encanta hacer fotos y reels en mis viajes. Me fascina hacer los reels que subo a Instagram, me encantaría poder seguir haciendo y creando esos contenidos alrededor del mundo. En el mismo plano me gustaría que mi empresa de corretaje siga creciendo.

Finalmente, para ir cerrando ¿Qué te ha dejado el diseño de interiores en tu vida?

Ha sido re encontrarme con algo que había en mí de chico, que era esta fascinación por la composición. Si bien no me dedico a la decoración propiamente tal, estoy expuesto día a día a espacios compuestos, a espacios con un sentido estético, con una visión de los elementos, que tiene una paleta de colores, materiales y ubicaciones pensadas, exponerme a eso ha sido único. Es único poder enfrentarse a diario a estilos distintos de decoración, de arquitectura. Entonces, siento esa reconexión con el “Matías niño”, con ese pequeño que dibujaba, obsesivo. Siempre me gustó el Tetris y, para mí, el interiorismo tiene que ver con el Tetris, con esa planificación de los elementos para que encajen, para que no compitan entre sí, que la luz sea la correcta, que haya elementos protagónicos, elementos secundarios. Entonces el interiorismo me ha permitido exponerme de forma súper azarosa a algo que siempre me gustó desde chico y siento que tenía que suceder a través de la fotografía de interiores.

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