Desde su estudio AMLL Arquitectura, Anita Madden proyecta espacios donde la funcionalidad, la identidad y la relación con la naturaleza se integran en armonía. Un enfoque que combina visión técnica, sensibilidad estética y una escucha activa del cliente es la esencia de esta oficina especializada en remodelaciones e interiorismo residencial.

Anita Madden Llano no es una arquitecta de una sola escala ni de un solo lenguaje. Su trayectoria ha transitado por la investigación urbana, el interiorismo y la dirección de grandes proyectos inmobiliarios, lo que ha nutrido una visión integral del habitar reflejada en su estudio AMLL Arquitectura.

Desde su oficina en Santiago de Chile, Anita se centra en la creación de espacios funcionales, personalizados y atemporales. Su propuesta busca proyectar hogares con identidad, que respondan a las necesidades reales de sus habitantes y potencien su calidad de vida. Más que una declaración estética, su diseño es una solución integral que optimiza la experiencia del habitar desde la forma, la luz, el detalle y la relación con la naturaleza.

Aunque al principio dudó de estudiar arquitectura, su interés por la historia, la física y el arte la llevó a una disciplina donde todo confluye. “Era la opción más completa para mí”.

Vocación desde el hacer y la observación

Su carrera comenzó en la investigación urbana, experiencia que define como una escuela de empatía.

«Aprendí a valorar la palabra del otro», comenta sobre ese período, que describe como un ‘diplomado en entender la sociedad’. «Investigar me enseñó a escuchar. Esto no es sólo dibujar planos; es entender las necesidades, los miedos, las aspiraciones de quienes van a habitar los espacios». Ese sería el primer paso para incorporar la dimensión humana como pilar de su práctica arquitectónica.

Posteriormente, se desempeñó en el ámbito inmobiliario, adquiriendo experiencia técnica y de gestión al liderar importantes proyectos de construcción y remodelación de edificios.

“Esa experiencia marcó mi forma de proyectar. Hoy pienso cada espacio desde la idea hasta su ejecución y uso real”.

Esta etapa reafirmó su convicción de que el espacio no solo se diseña: se habita.

Espacios reales para personas reales

A los 30 años decidió independizarse y fundar su propio estudio, con una planificación cuidadosa y una convicción clara: transmitir que el diseño del hogar es un acto emocional y humano. La independencia le permitió desarrollar una práctica cercana y un modelo de trabajo propio, que articula arquitectura, interiorismo y sensibilidad emocional.

“Me interesa que las personas sientan que su casa no solo refleja su estilo, sino también su ritmo, sus costumbres, su intimidad”.

En AMLL, las remodelaciones tienen un valor especial. No son simples cambios estéticos, sino transformaciones profundas que buscan mejorar la vida cotidiana. Cada proyecto es único, y el proceso, colaborativo. El cliente es cocreador, y el diseño se construye desde el diálogo, la confianza y la comprensión del estilo de vida del habitante.

«Mi rol es interpretar y traducir sus ideas en soluciones espaciales honestas. El proceso es conjunto. Me encanta ver cómo los proyectos se vuelven espacios vivos. No son maquetas congeladas. Son lugares para habitar de verdad», explica la arquitecta.

«Uno puede tener ideas brillantes, pero si no están alineadas con la vida del cliente, no sirven», agrega.

Luz, materialidad y atmósfera: los pilares de su lenguaje espacial

Uno de los sellos más distintivos del trabajo de Anita Madden es su sensibilidad por la luz. La considera un material en sí mismo, capaz de transformar completamente la experiencia espacial. «La luz cálida te acoge, te abraza», dice, aludiendo a la diferencia entre una clínica iluminada con luz blanca y un hogar bañado en tonalidades cálidas y tenues.

El juego de luces se complementa con una selección minuciosa de materiales. Está convencida de que todo material puede volverse acogedor si se le da el contexto adecuado. «Piedra, acero, concreto… si los mezclas con fibras naturales, con madera o con algodones, cambian completamente», explica. Esta búsqueda de equilibrio se traduce en espacios sobrios desde la arquitectura, pero llenos de textura y emociones.

Estilo y referentes: una identidad que fluye

Aunque evita etiquetas, su estilo mezcla el minimalismo natural con la estética japonesa del wabi-sabi y la sobriedad escandinava, en lo que ella llama “Wabi Modern”. Se inspira en referentes como Mies van der Rohe, John Pawson, Athena Calderone y Vincent Van Duysen.

En definitiva su rol es mucho más que técnico: ella es también un puente entre las ideas, los oficios y las personas. «El espacio que uno habita esta 100% relacionado a la felicidad», comenta, resaltando que cada intervención se convierte en una propuesta para mejorar la vida de quienes la viven.

«No diseño para la foto: diseño para la vida que sucede entre esas paredes. Quiero transmitirle a cada persona que su casa es un paisaje íntimo», afirma.

Sus proyectos en estos ámbitos destacan por la incorporación de arte, recovecos arquitectónicos y composiciones materiales que equilibran la funcionalidad con la belleza. «No se trata solo de cocinar o dormir. Se trata de cómo te sientes en ese espacio», reflexiona.

AMLL Arquitectura ofrece diseño integral, remodelaciones completas y asesorías (express y full). Su metodología abarca desde el layout funcional hasta el mobiliario, ejecutado con equipos adaptables según la escala del proyecto. Esta flexibilidad asegura calidad y control.

Soñar en grande

Una de las convicciones más firmes de Anita Madden es que el crecimiento profesional no tiene por qué ser solitario ni competitivo. Su estudio está abierto a colaboraciones con otros arquitectos, diseñadores y artistas. «No compito con nadie. Creo que todos aportamos algo valioso. Si trabajamos juntos, todos crecemos», afirma.

Además de dirigir AMLL, Anita mantiene una práctica artística paralela que complementa su trabajo arquitectónico. Pinta, diseña muebles y experimenta con materiales. Su visión creativa trasciende el formato y la disciplina. Sueña con abrir una tienda que reúna sus piezas junto con creaciones de otros autores, generando una comunidad creativa basada en la colaboración.

«El diseño no tiene fronteras. Todo lo que hago nace del mismo impulso creativo, desde una lámpara hasta una casa”, explica.

A mediano plazo, Anita proyecta desarrollar viviendas desde cero, y entre sus sueños está construir un hotel boutique en medio del bosque: cálido, sobrio, funcional y lleno de detalles sensoriales. Un proyecto donde pueda materializar su estética de refugio contemporáneo: madera, luz cálida, líneas puras, vidrio, hierro expuesto.

Un lugar donde la luz, los materiales, las historias y las personas se encuentran para dar forma a una vida auténtica y consciente. Esa es la esencia de AMLL Arquitectura y la visión de su fundadora, Anita Madden.